Historia de cómo viajar a la vida.

Mi aventura comienza el mismo día en que mi cara se estampó en el suelo de la calle. Sí, ahí terminé el viaje que, durante quince años,llevaba haciendo sin darme cuenta apenas y comencé uno, que al principio no fue todo lo plácido que un buen viaje puede resultar, pero que con el tiempo, me ha llevado a descubrir la inmensidad que puede sentir el alma ante la libertad.

Esa noche, mi alma se partió en mil pedazos, mi cuerpo casi también. Mi esencia quedó desparramada cual perfume que se rompe… Dejé mis miedos tras el que consideraba mi hogar y a mi verdugo tras ella.

Comenzó el viaje más difícil y a la vez satisfactorio que cualquier ser hambriento de sueños y libertad puede desear. Renaudar una vida, a mis años, cuando pensaba que ya la tenía forjada. Lejos de amedrentarme, aunque también estuve tentada en los momentos más bajos que el ser humano puede experimentar, seguí por ese camino que tenía bastantes piedras, pero, que con los meses y años, me iba mostrando los momentos tan bellos que la vida en sí te puede brindar. En mi viaje, puedo estudiar, salir sin miedo, hablar y conversar sin temor a un castigo, trabajar,sentir los besos de alguien que te respeta, poder sonreír, ver felices a mis hijos… Sin temores, con las ganas e ilusión que en su día me dejeé arrebatar … También siento paz, muchísima y el camino está lleno de sueños que poco a poco comienzan a tomar forma. En definitiva, vivir. Tal vez mi relato no os describa hermosos lugares ni aventuras intrépidas, aunque os puedo asegurar, que este viaje, en el que a día de hoy sigo, es , sin dudarlo, el mejor que cualquier persona puede y debe hacer en su vida. Viajar, precisamente, hacia lo que significa, VIVIR.