La habitación de los regalos prometidos.

La habitación de los regalos prometidos.

Miguel Matz

16/03/2023

(Relato infraordinario) 

En mi casa tengo una habitación imaginaria que está repleta de regalos, todo aquello con lo que me prometieron obsequiar y nunca llegué a recibir. Ya casi llegan hasta el techo, claro que al ser imaginaria no tiene límite. Como tampoco tiene límite la capacidad de olvidar promesas.

Empecemos por el vino: Un día invitamos a comer a unos amigos que como es costumbre vinieron con las manos vacías, para eso son amigos, hay confianza. Aunque uno de ellos para quedar bien dijo: «Iba a traer un Ribera del Duero, pero se me olvidó en casa». Supongo que por lo que le costó podía haber sido un Vega Sicilia Único.

Vinos y licores llenan media habitación, otro caso es el de un compañero de trabajo y sin embargo amigo que prometió traerme una caja de Jumilla. Claro, yo me imaginé una caja de 12 botellas…error mío, iban sólo dos en la caja, las trajo, sí, pero se las dio a nuestro jefe. «La próxima vez te traigo para ti». no hubo próxima vez.

Siguiendo con el inventario hacia el pasado, otro amigo con el que viajaba por el extranjero, vio que yo iba guardando las monedas de los cambios, al explicarle que las coleccionaba me ofreció regalarme todas las que le habían sobrado de sus viajes, también fueron a parar a la habitación de los regalos prometidos.

En otra ocasión me devolvieron el cambio de 1000 pesetas en monedas de 100, que en aquellos años eran de plata, ocho en total, después de haber pagado la primera ronda. Como las quería conservar, los colegas trataron de convencerme de que era mejor inversión seguir invitándoles a unos vinos. Como compensación uno de ellos prometió regalarme todos los discos de «Los Brincos» que también fueron a parar a la misma habitación.

Aún siendo  niño tuve un regalo que me hizo mucha ilusión, mi padre colaboró dando información al autor de los juegos «Grandes Batallas» en concreto sobre la de Lepanto. Como mi padre no cobró por el servicio, ese señor prometió enviarme unas cuantas miniaturas de los personajes de sus juegos…

Y así suma y sigue, por suerte las promesas, como el saber, tampoco ocupan lugar.

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