Gotita de lluvia

Mi aliento empapa la ventana del autobús, el frío nos mantiene temblorosos. En aquella ventana elijo una gota de lluvia, la que creo que ganará. Veo con regocijo la rapidez con la que baja, sí, parece que he escogido bien. Sonrío con los dientes apretados y tiritando: una gota más se ha unido con ella. He elegido a la correcta, el calor se apodera de mis mejillas pensando en la suerte que he tenido.

La gota recorre una cuarta parte de la ventana, luego la mitad, después tres cuartos, y después…, después me percato de lo delgada que se ha vuelto, se detiene: se ha convertido en un rastro de agua, un caminito de una gotita de lluvia casi extinta.

Aprieto mis manos en un puño entumecido. No se mueve. Con una mueca miro a otra gota bajar: no puede ser, se acerca a la gotita, casi la alcanza, y…, pronto habrían estado a la par si aquella rival no se hubiera extinguido. Casi sonrío, pero no, la competencia es dura y otra gota se desliza con rapidez. La gotita sigue sin moverse. Quiero soplar para desviar al rival, pero deseo una competencia limpia, así que solo entrecierro los ojos, esperando a que la gotita reaccione.

Otros rivales aceleran. Aprieto los labios, no hay nada que yo pueda hacer, la gotita permanece estática. Dejo salir un humo de aliento dando por sentado mi derrota. Estoy a punto de apartar la vista, pero algo ocurre a último momento. Sucede en apenas un par de segundos, pero alcanzo a ver que una gota ha tomado el camino que ha dejado la gotita, se desliza con rapidez y pronto se juntan, aceleran y lo logran. El triunfo es para ellos, han logrado ganar la competencia.

Apenas puedo creerlo, en verdad he elegido a la correcta, una gotita de lluvia impulsada por otras dos. Lo he logrado. La voz del chofer llama de pronto mi atención anunciando la próxima parada, ahí bajo yo. Una vez que las puertas se abren el frío cala más mis huesos, me tranquilizo pensando que en casa podré acurrucarme junto a la lumbre.

El autobús se va, me dejan atrás las gotas de lluvia que yo puse a competir, fue entretenido, pero ahora solo puedo pensar en la lumbre que prenderé para recuperar calor.