El regalo inesperado

Era una tarde de otoño cuando Laura recibió un paquete inesperado. No había pedido nada, pero allí estaba, con su nombre escrito en la etiqueta. Lo abrió con cuidado y descubrió una caja pequeña envuelta en papel de regalo. Al abrir la caja, encontró una nota que decía: «Te he visto en el parque leyendo y supe que esta pulsera te pertenecía».

Laura se quedó perpleja. No conocía a nadie en el parque, y no recordaba haber perdido ninguna pulsera. Pero cuando sacó la pulsera de la caja, se dio cuenta de que era su favorita, la que había perdido hacía un año. ¿Cómo podía alguien haberla encontrado después de todo este tiempo?

Intrigada, Laura comenzó a investigar. Fue al parque al día siguiente y preguntó a algunas personas si habían visto a alguien que pudiera haber encontrado su pulsera. Nadie sabía nada al respecto, pero Laura no se rindió. Siguió visitando el parque todos los días, hablando con la gente y buscando pistas.

Finalmente, después de varios días de búsqueda, Laura encontró a una anciana sentada en un banco en el parque. Tenía la pulsera en su muñeca y Laura la reconoció de inmediato. La anciana explicó que había encontrado la pulsera tirada en el suelo hace un año, y que había decidido guardársela hasta que encontrara a su dueña. Había estado visitando el parque todos los días desde entonces, esperando a que Laura apareciera.

Laura estaba conmovida por la dedicación de la anciana. Le agradeció profundamente y le preguntó cómo podía recompensarla. La anciana sonrió y dijo: «Solo asegúrate de ser tan amable con los demás como yo lo he sido contigo».

Con lágrimas en los ojos, Laura se despidió de la anciana y se dio cuenta de que había recibido mucho más que su pulsera de regreso. Había aprendido una lección valiosa sobre la bondad humana y la importancia de buscar el bien en los demás.