Educar para educar

Vuelvo mi cabeza de vez en cuando para aprender de la perspectiva. Hay un patio cubierto de cemento junto a otros de tierra, erguidos hay dos enormes vigilantes que no alcanza ni vista el final, son dos grandes y exuberantes abetos, tremendamente altos, orgullosos, sin competencia a su hermosura, las moreras solo son eso fábricas de ricas moras y hojas para los gusanos de seda.

Veo una niña sorda, está apartada, nadie quiere jugar con ella, alguien se acerca a su lado porque no ve bien lo que le sucede a su compañera, allí con la cabeza sobre la mesa, llorando, pero los demás niños lo están impidiendo, la amenazan, veo mucha tristeza, injusticia e intolerancia, no veo a ningún profesor. Estoy viendo un gran comedor y a una niña que no quiere comer porque no le gusta la zanahoria, una de las cuidadoras la está obligando a comerse el contenido del plato que no puedo acertar a ver qué es exactamente, pero si oigo como le dice “esta buena, esos son manías tuyas”, la niña le contesta que no le gusta que le da angustia, la terquedad de la cuidadora trae como consecuencia el vómito de la niña después de introducirle la zanahoria en la boca. Todavía veo más cosas, unas tremendas escaleras, en lo más alto del colegio también hay clases, ahora están vacías, los niños se están riendo y sentados en los escalones bajan hasta el piso de abajo, me arranca una sonrisa esta visión, no debe ser muy agradable darse con el trasero en el escalón, sin embargo, se ríen, y vuelven a subir para volver a bajar de sentados. De pronto, una de las profesoras, el griterío ha llamado su atención, madre mía, los ha puesto a todos en fila india y uno a uno le está dando un tortazo en la cara como castigo.

Tres niñas corren con una más pequeñita de la mano, no lleva bragas, se ha meado encima y una de sus hermanas se las ha quitado, otros niños las persiguen; – “¡mira, no lleva bragas!”, les gritan, y repiten cantando; – “no lleva bragas, no lleva bragas”, no había ningún profesor, ni cuidador.

¿Solo están para castigar, para increpar, y no para enseñar?, y me sigo preguntado, ¿se educa para educar? He vuelto la cabeza hacia los tiempos de la escuela, ¿y si miro hacia el hogar? ¿Se educa para educar?