Trompo (Infraordinario).

No había tiempo libre, sino ocio y creatividad. Pausas a lo habitual. Cavernas internas de impaciencia, miedo, dolores, y cierta esperanza teñida de un verde prado hacia el mar; imaginado. Un poco de estrés y mucha vida reclamando ausencias y presencias. Se paró el mundo como una peonza al finalizar su caída, siempre a un costado, mostrando un ángulo de circunferencias probables.

Nosotros, tú y yo, nos detuvimos detrás de pantallas; hacíamos desplazamientos con el dedeo, a veces al pasado, y hacia un futuro incierto. Nos enamoramos una y quizá otra vez. Hasta dar con nosotros. Fueron criticados el pan con masa madre, los invernaderos caseros y las clases online; todos participamos de una u otra manera. También en solidaridad, sororidad, asistencia, o información.

Nadie podrá arrebatar ese portal tan instante y distante, de un acercamiento cotidiano que fue la pandemia. Supiste de mis horas de té, y yo de tus despertares calmo.

Se tejieron horizontalmente proyectos, y sueños. Ahora aquí, junto a ti; mientras planeamos vivir junto al mar, paseando a nuestro can entre cerros. Ahora se expande también, desde tierra, las vueltas de la perinola.