Al mediodía, llega ella, levanta la misma maceta, se para en seco, no escucha nada, cruza el umbral buscando el refrigerador, único equipo importante.
- ¿Qué es esto?—exclama al ver el maletín.
Le da vuelta sin tocarlo como hiciera un perito sin guantes ante un cadáver. Ese maletín lo reconocería entre miles, no hay duda, seguro va para la Habana de viaje, pero muy en lo profundo de su alma se prende la llama de la ilusión
— ¿Si no es así?—sigue hablando sola.
Permanece inmóvil, repasando muchos recuerdos de estos dos años de espera, así fue su pedido:
Dejó de recordar, cuando alguien le puso sus manos en los ojos. Su olor inconfundible la hizo volver a la realidad.
— Es el dueño del maletín-—dijo ella aún con los ojos tapados.
No se dijeron nada, se revolcaron con ese deseo salvaje que da el amor correspondido.
Esa noche no durmió viéndolo respirar a su lado, pasaron el día en la cama.
Son casi las seis de la tarde, van a comer fuera, frente al espejo, usa un lápiz negro para pintar sus ojos, unta sombra colorante debajo de las cejas, se pasa el creyón por los labios, lo reparte, como si se mordiera, saca una mota, distribuye polvo por sus mejillas y frente, quita el moño inclinándose hacia el suelo, vuelve a distribuir sus crespos, los ajusta de nuevo con la hebilla, se incorpora, arregla unas mechitas sobre su frente mirándose al espejo, virándose hacia él, le tira un beso, sigue demorándose.
Salen pasadas las ocho, ni tan siquiera le hace un reproche. No es la primera vez que le sucede en dos años de amoríos. Durante la comida la observa, su rostro es ovalado, su sonrisa pura la hace encantadora, su voz enamora, solo que llega tarde a todos los lugares, su look le roba mucho tiempo. Algo se le ocurrirá, esa noche se desveló y ya de madrugada despertó de forma brusca, sentado en la cama hablando algo que no recuerda.
- ¿Qué dije mientras dormía?
- ¡Choronguitos! Repetías esa palabra.
- ¡Claro! Esa es la solución.
Vente años han pasado y sea moda o no ella luce su cabeza llena de choronguitos, le quedan bellos, solo se peina una vez a la semana cuando se lava la cabeza, no es tan difícil hacérselos, se va enroscando el pelo es su dedo mientras ve la televisión.
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