INFRAORDINARIO

Desde mi ventana te veo marchar, y mirando al cielo, veo las aves volar y cantar en libertad.

Distraída por la inmensidad del cielo azul, quisiera ser una nube, quisiera ser una ave para volar junto a ti.

Y en mi refugio, mi ventana es mi entretenimiento, distraída por los ruidos y movimiento de la calle, la espera se me hace más fácil.

El tiempo pasa, y el sol va cambiando de posición, el cielo oscurece, haciéndome sentir que ya queda menos para verte llegar y no me quejo, en los días de lluvia mi espera tras el cristal es más desesperante y dura.

Al sentir que llega la hora no puedo quitar mi vista del horizonte.

Y por fin, a lo lejos te veo.

La alegría me invade y sin poder controlar mis saltos de nerviosismo, un aullido de impaciencia, sale desde mis adentros. Viendo que mi reacción no te es indiferente, tú, sonriendo, levantas tu mano, haciéndome saber que te gusta verme, tanto como a mí.

Mis ganas de verte, de olerte, de sentir tus abrazos, hacen que corra a la puerta. El movimiento de mi cola y mis ladridos descontrolados e impacientes, delatan la inmensa alegría que me invade, cada vez que te veo llegar.