INFRAORDINARIO

La humedad y el vapor deslizándose por las paredes de un cuarto de baño. Cientos de hebras de cabello atrapadas en un peine de madera.

Una estela de polvillo ondeante y suspendido en el aire al limar las uñas para estimular su crecimiento.

Las huellas dactilares impresas en un llavero de dos llaves, cuyo único propósito es girar tres veces dentro de la cerradura ,y así blindar la casa.

Un armario de madera del color del vino añejo, con siete cajones.

Adentro: Un sinnúmero de prendas esperando la ocasión propicia para vestir ese cuerpo que refleja el espejo cuando se asoma ante él.

Una vez camine por un puente subterráneo lleno de grafitis en las paredes, y quise cantar.

¡Cantemos!, escuche…Y canté sin saber hacerlo; y oí mi eco por mucho tiempo.

Estos son los rastros de mi genética, de la generación que no me representará en los días venideros porque no la tuve.

Estos son los rastros de mi vida,

No fue un espejismo.

Fue real, verdadera.

Tanto,

como la punta del lápiz con el que escribo estas líneas ahora.

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