El centro comercial

En el tramo que va desde mi casa hasta la urbanización de los pinos están construyendo un centro comercial que albergará tiendas de ropa y electrónica, franquicias de comida rápida, un gimnasio y una sala recreativa de realidad virtual. Todas las mañanas, cuando voy a trabajar y aún está oscuro y hace frío, paso por al lado de las obras mucho antes de que lleguen los albañiles. He seguido su evolución desde el primer día: primero vinieron los operarios a examinar el terreno, luego trajeron camiones y máquinas, se pusieron a cavar, instalaron los cimientos que soportarían toda la extensión del proyecto y desde ahí han seguido montando la estructura con ayuda de grúas. Si yo fuera el dueño de ese centro comercial que dentro de poco va a existir –y que será el punto de origen de muchas historias y muy variadas, de eso no me cabe duda–, estaría muy orgulloso de mi grandiosa criatura. Pese a lo grande que está, ¡todavía sigue creciendo!