No te sientas culpable, estaba ya muerta cuando la zodiac se hundió. Yo había muerto en Brazzaville, en Mali, en Argelia cuando mi cuerpo era usado y tirado, cuando vi morir a quienes se quedaban atrás, a quienes se llevaron y no volvieron, cuando me negaron la condición de refugiada en Marruecos. Renacía al abrazarte, tocarte, besarte. El oleaje nos separó. Nuestro desesperado abrazo era frágil en ese mar inmenso y feroz. Te busqué, pero me fue imposible encontrarte. El mar me devoró. Desperté formando parte de ti en la cubierta del barco que te recogió con vida. Tu cuerpo me albergaba. Es raro, veo lo que tú ves, siento lo que tu tocas, me emociono con tus sentimientos y deseos. Se que puedo inspirarte. En los sueños estamos más cerca. No duermo, siempre al acecho del peligro. Velo tu descanso y te susurro “es una pesadilla, despiértate” cuando sufres en sueños. No es fácil crecer en un país en donde viven los blancos siendo negra, muy negra, pero tú lo has logrado. Has sido feliz, has amado, te han amado. El azar te ha hecho enfermar aún joven. Ahora estás luchando por respirar. Sigo percibiendo el tacto de las sábanas, el sordo sonido del latido y tu irregular respiración. No se que sentiré cuando tu corazón se detenga. Ya no respiras, adiós amor mío.
«Gira su cabeza. Que expulse el agua que aún tiene en las vías respiratorias ¿Cuánto tiempo habrá estado en parada?»
«No lo sé. La reanimación he sido rápida, uno, dos minutos a lo sumo en la cubierta, en el mar es imposible saber.»
«¿Me oye? ¿Entiende lo que le digo? Siga tosiendo, vomitando, eso le ayuda. Está a salvo. Ha habido un naufragio, pero ahora está en un barco de Médicos sin Fronteras ¿Puede oírme?»
Me han dicho que te ahogaste en el naufragio, que en realidad fui yo quien sobrevivió. Que todo lo que recordaba, acompañarte viviendo en ti, fue una alucinación producida por la falta de oxígeno. Hoy han transportado tu cuerpo sin vida a Malta. Solo los muertos abandonáis el barco. Solo los cadáveres encuentran refugio en Europa. Dudo que este diario horror sea la realidad, y tu feliz vida en Europa haya sido una ficción. Aún no puedo aceptar que yo esté viva y tú no. No creo que pueda vivir sin ti. Tampoco quiero. Tiene que ser una pesadilla. Despierta mi amor.
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