Tiré la moneda. La suerte estaba echada. Aposté cruz. Pretendía jugar con mis designios a favor…siempre a favor.

No dudé un instante de mi suerte. Ganar era mi meta pero al caer la moneda todo se frustró.

La controversia del juego. Siempre perdedora. Así era mi vida.

Me marché inconclusa renegando por mi elección pero volví sobre mis pasos. Una duda me invadió.

Levanté temerosa la moneda. Tenía la misma figura de ambos lados. Era cara… 

Era mi propia trampa.

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