Edificio en ruinas. Cerrado por reformas. Las más altas autoridades nos obligan a mantener intacta la fachada. Así que aprovecharemos para desalojar estancias que antes estaban atestadas, para dejarlas diáfanas, como la azotea. Construiremos ahí un precioso mirador, amplio, con pocos muebles. Si acaso unos banquitos y una fuente. El uso del nuevo edificio será comunal y no de un solo propietario, como venía siendo hasta ahora, ya que creemos que todos tenemos derecho a su disfrute. El resto del edificio seguirá teniendo las funciones anteriores, pero en un entorno más orgánico y natural.
Al vaciar la azotea creemos que los problemas principales del edificio serán subsanados y acabaremos de una vez con las continuas y eternas obras. Al dejarla diáfana, solo con la utilidad de mirador, descenderemos el peso insoportable de la estructura y le otorgaremos al resto, la agilidad y ligereza necesaria para su oportuna utilización.
Pedimos a los anteriores usuarios de lo que viene habiendo sido una biblioteca, un cine, una sala de reuniones, un museo y por último un manicomio. Que entiendan las urgencias de las obras y en lo sucesivo utilicen las instalaciones para el único objetivo de mirar al horizonte.
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