La chica con hiperacusia… ¿o algo más?

La chica de cabellos negros y ojos oscuros con las manos tapándose los oídos se deja caer suavemente con una pared de respaldo. Esta arrinconada en una de las esquinas de un edificio del cruce de Shibuya.

Las bocinas de los vehículos suenan sin cesar, cada uno de ellos es digno de participar en un carnaval donde celebran eufóricamente. Estos llegan directamente al nervio auditivo de Devlin, causándole una gran molestia, y que por más que ella intenta amortiguarlos con sus manos, no concluyen. Al mismo tiempo, enormes cúmulos de personas pasan al frente suya, pisando los grandes charcos que deja la inesperada llovizna. Las pisadas retumban y resuenan en la cabeza de la chica, ya le había pasado antes pero esta vez es extremadamente mayor.

Zumbidos de moscas, entre otros insectos, acompañan a la orquesta, primero suenan las gotas chocando con el suelo de cemento, luego siguen continuamente dos bocinazos, esperan un segundo, que lo toman las pisadas de las personas, para que después, suene otro.

Aturdida ya de todo esto, decide levantarse, lo que hace con dificultad para integrarse en la multitud, ya que es el único camino que tiene para llegar a casa.

La chica, en un estado grande de fragilidad se mete en los cúmulos con gran probabilidad de colapsar. Temblando, ya que percibe hasta el mínimo sonido…Pequeñas cristalinas gotas salen de su lagrimal y recorren con delicadeza su mejilla, mientras se deja llevar con los empujones de la multitud.

Con aquella orquesta en accion sigue caminando, el tiempo para ella esta siendo una eternidad. Tras los segundos, entra en una tienda para comprarse unos tapones de oídos especiales para la sensibilidad, se los coloca, sale y suelta un profundo suspiro. Ahora siente paz, hay silencio, deja de escuchar todo lo infraleve, sonríe y deja a la luz su preciosa dentadura con colmillos un tanto puntiagudos…