Tan sutil cómo la palabra. Infraordinario

Tan sutil cómo la palabra. Infraordinario


Puente sobre el río Cuale

Óleo/lienzo 

He sentido una voz a mi costado, hemos hablado cara a cara, ha habido diálogo, hoy la palabra fue una brisa por mi piel, de luces, de matices, de arenas, de montañas de suspiros, de obras de autores, de creencias de crear, de sentir, de opinar…

Se ha bajado la tarde, ha caído una luz rubia de puesta de Sol y fuerte marea, tan alta que ha elevado mi estela interior, una tarde de Diciembre cuando languidece el otoño y se enciende la ilusión.
¡Y hemos hablado! en la calma, abandonada la quietud y la pantalla hay vida.

Extraña sensación a la orilla la palabra acaricia.

El placer de recibir sonrisas que mueven palabras, ávidas de plasmar sensaciones que llenen páginas de notas en armonía.

Atenta,  giro hacia la voz, cambio el paso; al escuchar surge lo bueno e hilvano sílabas llenas de sentido, 
tras divisar la planicie, a la orilla del rompeolas de las corrientes que nos llevan. 

Delfines junto al Tómbolo

Óleo/lienzo

Mientras permanecemos como el tronco del alcornoque, poroso y firme, seamos dúctil ante la voz, cual gota que redondea avatares que nos depara la vida.  La física nos enseña que somos polvo de Estrellas de este inmenso Universo que nos hace pequeños.

Tras elevar nuestro espíritu junto a la piedra. Unos, por lo monumental. Otros, por los bosques, extendemos nuestras ramas para respirar; la Tierra habla. Trinos al descanso, brillo en los ojos, en esos bancos naturales que acumulan musgos y líquenes cual nosotros años.

Somos seres ambulantes perseguimos una palabra que nos dé calor. Abiertos los sentidos, los jubilosos activos andamos para arriba y para abajo más vivos que nunca persiguiendo caudal de expresión. Sin prisas ya en la etapa de la vida sosegada nos toca no perder la delicia de la voz, del instante, del presente que se nos escapa. Ahora que miramos desde arriba a los frutos desprendidos; cómo flores del paraíso.

MANOJO DE LIRIOS EN UBA TARDE NARANJA

La palabra cala, cuando se calman los sentidos; suenan a risas, a dulce canto,  a aromas de caldos;  saben a nuez,  a almendras, a piñones e higos secos,  a dama de noche, a jazmín blanco… ¡a vida!


Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS