No tiré las monedas en la Fontana de Trevi, pero quería volver. Roma nos supo a poco y pensamos dedicarle una semana en abril.

Visitaríamos el Vaticano, veríamos las obras de Rafael y Miguel Ángel y, bajo el maquillaje de la suave luz nocturna de la ciudad, donde los sueños pueden hacerse realidad, pasearíamos cerca del Panteón y de la plaza Nabona.

Dos días antes un volcán islandés vomitó fuego y se cerró el espacio aéreo, con ello nuestro viaje se esfumó. ¿Quizá por no tirar las monedas?

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