Estaban desnudos.

Como siempre. Como nunca.

– ¿Cuándo te enamoraste de mi?

Ni el horizonte, ni el mar eran más interesantes que su mirada común.

-Desde que oí tu nombre.

Habían pasado juntos media vida. Un viaje que nunca supieron cuándo comenzó y mucho menos cuando terminaría.

Ahora todo lo que pasa entre ellos es un gran silencio o una gran carcajada.

El acuerdo tácito se parece mucho a la felicidad.

El resto es un secreto que guarda el mar, como la playa: una útil e impúdica virginidad.

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