Todo viaje es una enseñanza. Sean unos pasos o haya que atravesar océanos. Dure un instante o vaya más allá de la eternidad.
Un día decidí salir del caparazón imaginario.
Viajé a las profundidades del infierno que ahoga mis sentimientos ante las vivencias fallidas. Salté a los continentes desconocidos donde residen los guerreros victoriosos. Bailé con las odaliscas en las lejanas arenas del tiempo.
Sin embargo, el viaje que aún no me atrevo es al futuro para encontrarnos como lo prometido.
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