La última vez que nos encontramos fue en un cruce de caravanas. Llevaba otra piel, pero era él; siempre lo era desde la primera vez, en las estepa de Mongolia.

En París fue uno de los primeros ajusticiados cuando estalló la Revolución.

Durante la Gran Guerra mi vida fue tan breve que no la recuerdo.

Quise reencontrame con él en Japón pero la Segunda Guerra Mundial llegó antes.

Anoche lo localicé en Laponia. Una fotografía en instagram. 
Le he enviado un mensaje. Me espera en el aeropuerto.

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