Mi escritorio es un santuario de viajes, a mi izquierda hay un corcho lleno de fotos, postales, tarjetas y un mapa. Un día recorté un trébol de cuatro hojas de una revista y lo pegué sobre Irlanda, ahí están puestas mis ilusiones (apegándome a la suerte) de ir a Doolin, caminar por las ruinas de Clonmacnoise, llegar a Glendalough subiendo las montañas de Wicklow y encontrarme cara a cara con un leprechaun, que me haga zapatos y me deje ver un caldero lleno de monedas de oro.
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