Está nervioso porque intuye que ha llegado su gran día. Hoy abandonará para siempre su morada, ese claustrofóbico y húmedo lugar donde ha tenido a la oscuridad por inseparable compañera. No sabe a donde se dirige, ni qué le deparará el viaje, pero a medida que se acerca el momento, más grande es su deseo por partir. El trayecto será corto y en él irá exento de equipaje. Una vez llegado a su destino, su respiración despertará y sus ojos se abrirán por primera vez a la vida.
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