El viaje a FORMENTERA

En la emoción entran muchas cosas; nos transportamos aparcando las cosas que dejamos atrás -mucho tiene que estar muy bien para la aventura- y como niños, ante inesperadas, la continua sorpresa -despiertos los sentidos- y “esa manera de absorber la paz” de aquel lugar su color, su mar, su olor.

Felices, ligeros de ropa, sus arenas blancas bañadas por cristalinas aguas azul turquesa… irreal aparece tanta belleza.

¿Entrará así mejor, la vida? Dura la vuelta.

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