—Un billete, por favor.
—¿De cuánto?
—De 500 caracteres.
—No le dará para mucho.
—Le aseguro que se equivoca.
Edu cerró los ojos y pensó en Chichén Itzá, su mismo pensamiento lo llevó al Coliseo Romano, en un efímero pestañeo, pasó de estar a los pies de la estatua del Cristo Redentor a otear, desde La Gran muralla China, el Machu Picchu y, al mismo tiempo, Petra, la ciudad Jordana, y El Taj Mahal. Pudo seguir su viaje hasta Disneyland París, justo ahí se le acabaron los caracteres.
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