«Estoy lista» me dije, me sentía preparada para amarte sin pensar cuánto dolería. Incrédula niña, tonta e inocente. Creíste haber crecido cuándo aún vivías en tus sueños, y sigues ahí adentrándote más en ese lago de aventuras, donde más que premios y victorias ganas penas y derrotas. No culpes a la incertidumbre que sólo quiere frenarte, fuiste tú quién se cortó las alas al caer una y otra vez en las ilusiones que el mundo te hacía ver como promesas. Pero claro, sólo eres una niña.
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