No sé si es por el día que celebramos, hoy lloro por todo

Oí a la hija de mi amiga Betty cantar y comenzó el diluvio

luego la noticia de la muerte del último rinoceronte blanco

desbordó mi mar,

hice buñuelos, mezclados de yuca, ocumo con sobra de arroz

y no sé,

si al recordar algo pasado, o fue por falta de ingredientes que

reforzó a mi llantén

De inmediato, ver a mi hijo pintar un patio ajeno en tierra foránea,

vigorizó mi alarido

Luego llegó Camila, Emy, James, las morochas de Mercedita

y mi amiga de Katau

Oigo un bostezo, un estornudo por allá…

a mi fresca amiga Silvia y a la otra sembrar árboles

Alberto, Bassin, Diva con su sonrisa en el corazón, a los Iconoclasta

hermosos Down y sus medias disparejas

una hilera de viejos cobrar su miserable pensión

a Miguel y a sus hermanos escarbar en la basura

a mi hija correr en los Médanos de Coro,

al adiós de Mateo

Al gilipollas cuando dice que en mi país no hay comida porque

quienes la producen emigraron,

a las tardes de aromas de mi amiga Elvira,

a las guacamayas volar en la Sultana del Ávila,

a Lola, mi vecina disimulando su hambre

a la otra Lola, en la esquina entregándose por hambre,

al Izcaragua de Héctor, Mila y su equinoccio de primavera

Claudio pendiente del Tigre, Lee- Jeffrie, Licha, Pía,

siguiendo a Tita …

Todos sincronizados con el universo

La primavera por allá, el invierno por acá

la culpa de todo es tuya, corruptos contra corruptos,

la decisión de ser feliz de Mayerling

la juramentación de Data, Manny y el deceso,

la prueba de amor de Harry, Dime de Jorge L.Borges …

Bajo las persianas para que gotas del cielo no arruinen mi ordenador

¡La lluvia…! Unida a mi llanto quiere acrisolar el mundo

!Para eso sirven las lágrimas!

Se vale vomitar hasta la sangre y quedar hueca para comenzar de nuevo

a rellenar los espacios con pensamientos livianos, amables, que

repitan aventuras de otra dimensión donde animales hablen un perfecto idioma y

puedan llorar sin que se avergüencen

Se vale contar los días en que el cielo amanece sin estrellas

y la tristeza del viento enamorado sin esperanza de ser correspondido

por la joven del paraíso Mantis Religiosa regrese a ser humana

A veces, como esta mañana, amanece oliendo a París

llueve poco pero constante

y salgo a sentarme a mi hierro azul frente a la mandarina

Las gotas caen, unas sobre el pavimento, grama y hojas

como una orquesta de sonidos catárticos

sólo falta el olor

y me llega de pronto al goteo en mi abrigo transparente

cuando crucé la rue Des Billettes

para ese entonces ya me había transformado en la Gioconda

La magia rota por la pregunta inoportuna del viento: ¿Estas asoleándote?

¿Sabes que no hay un puto rayo de luz…?

Le dije: no, estoy sembrando margaritas imbécil

La tarde reacciona a tu hazaña, mientras el amor controla el agente del destino

libera esa verdad

y sólo queda una noche

Cara al viento das pasos y te tomas

arropas, fluyes, te deslizas, envuelves, cubres, te sientes, abres la puerta

el conjuro sopla tus manos, saca el polvo de los ojos

y ves que se vale reír

Se vale enamorarte en el Sena aunque estés en tu cuarto tecleando

se vale pasear en góndola en Venecia

y pasar un rato a saludar al Miguel Ángel en Florencia.

Convierto cerillas de yerbabuena para sacarlas de a una

cada vez que necesite llenarme de gozo el corazón

disfrutar lo negado cuando aparece el coco con dentelladas

sobre mi blindaje herrumbroso por un amargo aguacero

Ternura de cerumen sacude mi terremoto rojo

meloso invita al Demonio engolosinado de feroces sentimientos

y es incapaz de enfrentar la certeza

Explotan trinitarias, mandarinas y grillos

desaparecen quejas ficticias que acosan sin razón el hambre y la sed del miedo

Y uno descansa

Una a una las enciendo

para hechizar el polvo del viento que sopla dentro de mis ojos

y los árboles de fuego se derriten al paso de mi aliento

ávido de suaves toques

Vuelve el púrpura a invadir el atrevido pundonor que añoro

cuando se acerca el remanso con su mirada discreta

de avaricia por tener lo que nunca ha podido

Y los árboles vuelven a sonreír a mi olor

Despiertan porque reconocen el manantial bañando a mis bocas hambrientas

Y finjo ser la de cabellera verde que aúlla sobre la espalda de una montaña

Y provoco carcajadas de margaritas amarillas arropadas por la noche

No se apagan cuando quiero, son más fuertes que mis ansias

desobedientes inquilinas de la aurora, brillan el amanecer de hirsutas colinas

y doblegan sus erectos y filosos encuentros

Desprenden almíbar en la fruta madura

cae de la cosecha del año elegido para nacer en los abrazos de la primavera

que no quieres soltar

Aunque deje mi lugar en este mundo, mis cerillas seguirán encendidas

pasando de mano en mano hasta llegar a mi último renacer.

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