Como quien deja un cuerpo así y sin más
olvidando sus génes, olvidando sus defectos, olvidando cada detalle
y cada parte de su ser.
Como si se cerrara un libro porque ya fue leído,
ya fue analizado, ya acabó con su aventura
guardando así sus marcas, su pasado.
Porque entiendo que así es la muerte,
se lleva el alma y ésta la persigue
dejando todo atrás,
desechando un cuerpo ya vacío y en paz.
Lo abandona porque sí
ya no hay más nada por hacer
mientras vivió, dio todo de sí
mientras lloró, lloró todo lo que pudo
mientras amó, amó con el corazón…
y entendió que debía irse,
que su cuerpo se marchitaría.
Porque nuestra alma es energía
en un cuerpo extraño, prestado
Porque un día estamos
y en cualquier abismo nos vencemos,
nos soltamos de sogas,
nos ahogamos en ríos,
nos cansamos de vivir así y sin más
porque es nuestra energía que se quiere apagar.
Como dejó su cuerpo
también dejó recuerdos, dejó herencias
dejó enseñanzas y consejos
dejó memoria y también presencia.
Y no hablo de lo físico:
– Su cuerpo no está aquí.
hablo de su recuerdo latente,
su sonrisa vibrante,
sus palabras ruidosas
y sus defectos que irradian,
pero también de su cariño,
de su rol ante la vida,
de su carácter empedernido
que hace de ese cuerpo un alma!
Y ante nuestra lente no la vemos,
su imágen desaparece
se va como luz al mañana
para reencarnar en nuevos cuerpos
pero nunca nadie se olvida de ella,
deja marcas, pisadas fuertes…
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