El viento, sin necesidad de premios,
avanza eufórico, obligando a
descender en la cama, en el sofá,
en el sillón con un mate para
abrigar la piel y el silencio…
Afuera, el desierto incierto que
desvía el pensamiento, la emoción, la sustancia de quemarropa…
mientras en mi mente voy
borrando fronteras, declaraciones,
canciones…
Afuera, el viento intrépido rompía
las lógicas de caminar una cuadra más, bajo las estrellas.
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