Mientras observo su caída en el recinto acogedor de la taza, cuyo destino final es el alma, siento como me abraza con su aroma.
Crónica de un cuento que no lo es,de una historia que nunca se escribió, más que en tiempo futuro, porque el final, nunca fue presente.
Hojas esparcidas en minutos y horas que jamás estarán de vuelta.
Mi grito es mudo y nadie escucha, los ecos de tu nombre son sólo míos, mi corazón siente que ya no hay nada en este delirio sin ti, los días pasan, me atrapan, en una especie de espiral de espera.
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