Versos como castañuelas

Versos como castañuelas

NI LUZ AZUL NI NADA

El sol no es sol, ni luz azul ni nada,

ni la luna es paciencia ni es abeja;

la derrota de un árbol se asemeja

a la prisa del alba equivocada.

La rosa, a su pasión acostumbrada,

inventa la verdad, coraza vieja;

el rumor de la vida es una queja,

es un dolor de sangre derramada.

Nada es como es porque lo permitimos

porque por ser inútiles vivimos

en esta tierra que se va muriendo.

Hay un dolor de rota transparencia,

de corazón inútil, de impotencia,

tengo un planeta en mi cansancio ardiendo.

AL FINAL DEL FINAL, MELANCOLÍA

Desnudarme ante ti junto a la hoguera;

presentir mi cintura en tu mirada

encendiendo tu amor, apasionada.

Enlazarnos como una enredadera.

Tú te fundes en mí, mi piel te espera

y se viste de amor la madrugada;

con tu pecho en mi mano deslumbrada

y tus manos en plena primavera.

Con mi oasis se alumbra tu desierto

y los besos descubren el camino

al volcán por tu espada descubierto.

Y más tarde la luz del mediodía

no sabe si ser luz o ser destino

y vuelve la pasión melancolía.

UN BELLO DESATINO

Al sol tu desenfreno con la risa nacía.

El mar de tu mirada lentamente era cuna

para mis hombros anchos de calor y fortuna.

Tus brazos me arropaban y el mundo se encendía.

Mañana o tal vez nunca tu voz de mediodía

renacerá en mis labios sin penitencia alguna.

Y podré recordarte sin librar una a una

tus batallas más tristes, tu pesada agonía.

Hoy te piensan mis ojos y te recuerda el alma

como el bello milagro que amaneció en mis manos;

hoy hilvana mi olvido tus susurros en calma.

Tu aroma era la luna que alumbraba el camino;

tu voz resuena pura como arrullos lejanos

y se va celebrando mi hermoso desatino.

HAY EN EL VIENTO UN DÍA

Se esconde en el silencio la sombra que agoniza,

se lleva los rumores del río que es garganta;

rugiente desazón, inmensa llaga ardiente,

y se va descubriendo su perfume de abeja,

su silencio que olvida la luz que se refleja

en cada primavera que la impaciencia borra,

en cada soledad amarilla y reciente.

Hay en cada rincón una amargura hiriente,

como si fuera un pan que en el horno caliente

baja por esa espiga que en la boca se quema.

El amor se despierta con su trino de aves,

con el suave aleteo que en el alma es fortuna;

el amor deja heridas que no deben sanarse,

esas hijas del agua que en el pecho son luna.

Hay en el viento un día, hay en la voz un fuego.

NOSOTRAS LAS MUJERES

Hoy no es camino el sol ni paz la fuente,

hoy no soy la bahía ni el aljibe,

hoy no soy la poeta cuando escribe,

hoy soy una mujer, sencillamente.

Tengo el valor herido y consecuente,

tengo el fuego que el fuego circunscribe,

tengo un sueño que a veces sobrevive,

tengo el fiero dolor del insolente.

Con mi espada aprendí que soy mi escudo,

con mis ojos defiendo mis entrañas,

con mi cuerpo atravieso las montañas.

Del camino me queda lo más rudo

pero ando de la mano en mis quehaceres

con miles y millones de mujeres.

CUANDO NADA ES POSIBLE

En la rota mañana de algún día

desaté mis silencios y te dije

que adoraba tu risa y me maldije

por haber alargado tu agonía.

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