Al compás de tu cintura

Al compás de tu cintura

Pedro Segura

13/09/2019

No se que era,

no se que era

si sus curvas, su sonrisa

o el vaivén de sus caderas pero,

era una diosa que adoraba el infierno,

era la espina de la rosa

con mirada fría y furiosa.

Rompía el aire con el baile de sus alas,

tenía cara de ser buena y mirada de ser mala.

Buscaba amores de esos que son pasajeros,

y que empiezan en garitos

sus lugares favoritos.

Ella era atea, y yo sólo un pobre creyente

que creía en lo divino que esconde bajo si vientre,

ella era el diablo disfrazado de serpiente

y me dijo que lo bueno nunca dura para siempre.

Era su esencia, su presencia, su perfume,

el contorno de su mano, sus pupilas y su brillo,

su transpariencia, su carita de inocencia, su boquita roja y loca que desnuda cigarrillos.

Yo era artesano

y ella era el arte insano

que escribía poesía con la boca y con las manos,

el amor y la ternura pasó a ser segundo plano

pues buscaba la aventura

del placer de los humanos.

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