Cruzando mi barrio

Voy cruzando mi barrio,

respirando recuerdos,

voy mirando acuarelas

que van desvaneciendo.

Calles que fueron cielo

cuando fue amaneciendo,

y con la noche oscura,

también fueron infierno.

Fueron lecho de rosas

y corona de espinas,

hubo días de euforia,

también melancolía.

El boulevard, la plaza,

paredes y veredas,

jardines y garajes

secretos y promesas.

No me desates

Déjame dormir

solo un instante,

en este limbo,

no me desates.

Anestesiado así,

lento, distante,

voces lejanas

parecen hablarme.

Pero mi cabeza

divaga errante,

por este desierto

de soles y sales.

La tormenta calla,

mira expectante,

y esos demonios,

profundo arden.

Susúrrame suave,

hada danzante,

pero no liberes

al lobo salvaje.

Déjame dormir

solo un instante,

en este limbo,

no me desates.


El tiempo que tome

En tanto el viento sople,

el fuego se encrespa,

y los ríos surcan

vertiendo en la tierra.

Entonces las plantas

brotan de la siembra,

y las manos curtidas,

juntan la cosecha.

En donde el águila vuela,

la serpiente no acecha,

y es sobre esas rocas

que la paz comienza.

El órden del cielo,

entonces se revela,

y la oscuridad pasa,

y no importa tu pena.

El tiempo que tome,

el tiempo que fuera,

va corriendo el agua,

besando las piedras.

El tiempo que tome,

el tiempo que fuera,

allí va quedando

escrita la leyenda.



Por la misma puerta

Hoy tus ojos me mienten,

un cielo que no existe,

si la tristeza te busca

ya no queda escondite.

Moría o mataba por ti,

pero tú me perdiste,

hoy vives dando vueltas,

fingiendo no estar triste.

El viento agita las velas,

y sopla nuestras cenizas,

flores divinas de ayer,

que hoy están marchitas.

Besos del amanecer,

que saben amargos,

y recuerdos de tu piel

hoy se revelan agrios.

Y por la misma puerta

donde sale el miedo,

por ese mismo lugar,

entra todo lo bueno.

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