Metafóricamente insondable

Metafóricamente insondable

Nina

13/09/2019

Aquella

Aquella gota que se aferra al recuerdo, presente en su pasado, linda, triste y solitaria, anhela al final de su vida no haber nunca ahogado la única realidad que le pertenece. Aquella que ha sumergido en un estanque y pudre hasta sus pensamientos.

Mira a la misma con rencor en sus adentros. Arrebatadora de sus razones contempla su rostro, sufre en su mirada el hilo que le separa de las dos verdades: principio y fin construidos con ideas como murallas que impiden la locura. Límites que sustentan futuros inexistentes en el presente.

Su realidad casi ha muerto, y la hoja que le mantiene en su final, es la única que le acompaña. Tantas otras gotas que se han unido a ella desde que todo comenzó, se han evaporado. Solo le queda el tiempo y la espera. Desea el fin tanto como deseó que nunca llegara. Principio y fin finitos se sustentan en el infinito tiempo.

Conoce el dolor como conoce qué le dotó de pensamientos y penas. Aquélla que nunca nombra y que ella piensa: la vida.

Encuentro

Desempolva para empolvar de nuevo su rostro.

Montañas rocosas que confirman el duro camino, pesado, empinado, humilde.

Quiso intentarlo de nuevo y admitió sus errores, aquellos que le hicieron formar su yo presente.

Dejó atrás lo tóxico, deconstruyó la ansiedad. Dio un paso al frente y, desnuda ante la adversidad, plantó cara al miedo.

Lejos queda aquella burbuja de cemento sin ventanas, un gran hermano en un metro cuadrado obsesionado con tapiar su respiración.

Dependencia rendida al débil que absorbe sin retorno.

Te busqué

Te busqué en otros cuerpos, en otros mundos y entre mis recuerdos.

Triste sensación en mi pecho si me topaba con tu retrato. Suave y cálida, especial e imperfecta, sentía tu piel con la mía.

Anhelaba tus sensaciones y me aferraba a revivirlas.

No quise, pero te busqué mal y te busqué lejos.

Cavaste profundo un vacío que quise llenar con entes huecos.

Iban pasando y desencajando, sin entender por qué me resultaba harto, simple y deshabitado.

Un día te tuve cerca y comprendí que eras tú el culpable de mis desencuentros y fracasos. Porque solo tu esencia y tu magia habitan en un solo cuerpo, suave y cálido, especial e imperfecto.

Te busqué y no te encontré, porque eras tú lo que anduve buscando.


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