Profundo es el lamento de quien impedido está de ser quien siempre fue.
Infinita es la desesperanza de quien perdió su salud mental, pero aún tiene conciencia de lo que le está sucediendo.
Infinita es la impotencia del alma, impedida de expresión,
en lo que es su experiencia en la vida material.
Alma que ya nunca volverá a encontrar el canal de expresión que era su mente sana.

La demencia todo lo arrebata. Más, infinito es el amor que tú le puedes dar.
Sé paciente y compasivo. Sé amable y servicial.
Su alma te lo agradecerá, porque ella intacta está.

Su alma sigue allí, devota, constante. Amándote cada día más que el primer día.
Amorosa caricia es cada pregunta suya sin aparente sentido, estas son la necesidad de comunicarse contigo.
Impedido del uso de un lenguaje coherente se esfuerza por decirte
que aún está consciente de tu presencia.

Ahora, eso es todo lo que queda, lo que aún tienes para disfrutar.
Luego, luego será muy tarde. La desintegración de su cerebro será final.
Ido en la demencia, será un cuerpo inmanejable viviendo en espera de la muerte
para liberar su alma.

Ah, cómo te extraño
estás a mi lado, pero te has ido.

Ah, de los ardientes momentos,
de los secretos compartidos, ya nada queda.
La complicidad está perdida.

¿Dónde está tu alma que ya no me habla?
¿Dónde está tu mente que ya no razona?

Se dice que debemos vivir el presente
que el pasado y el futuro no importan.

Pero cuando el presente es un día pleno de alucinaciones,
cuando mis explicaciones no son comprendidas…
¿Para qué me sirve el presente?

Escapo, me hundo en esa fría agua que crispa mi piel,
un remedo de pasados ardores

Cuento los metros nadados diez, veinte…, trescientos
tiempo de ir a tomar un baño muy caliente,
son las delicias del presente.

Delicias no compartidas,
son los placeres del que está muy solo.

Nadar, mirar el cielo,
las nubes y el sol jugando
mirar los agaves que recién planté.

Ver los eucaliptus de mi vecino,
pensar en sus hojas y corteza que caen en el agua.

Una abeja pasa flotando junto a mi, la aparto,
sigo contando los metros nadados.
Este es el momento presente.

Tú estás en la casa, que desde aquí puedo ver,
allá, en lo alto de la colina.
Quizás vengas, buscándome, temeroso de no encontrarme.

Quizás duermes,
perdido en tu confuso e incomprensible mundo.

¿Para qué quiero el momento presente?
Vivimos en mundos separados.

Vienes a mi alarmado.Viste unos hombres en el jardín, confabulando. Una vez más te explico: esos hombres no son reales, no están ahí. Son el producto de un cerebro enfermo.

Mientras te hablo me pregunto si comprendes.
Por un momento te calmas.

Luego será una muchacha, que dices es mi amiga,
Te digo: no tengo amigas ni amigos.
Sólo estamos tú y yo, es todo lo que hay.

Al llegar la noche te digo: basta, tengo que descansar,
ya no me hables de gente que no existe.

Este es nuestro presente. Aún me pregunto donde está tu alma.
Yo creo que el alma y la mente son entidades separadas del cerebro, que el cerebro es sólo un procesador de información.

Tu mundo exterior es diferente al mío. Sin embargo,
habitamos el mismo espacio, miramos el mismo jardín
percibimos los mismos sonidos.

Tu jardín está poblado de seres amenazantes,
el mío de plantas que necesitan regarse.

El sol poniente me anuncia un precioso mañana,
a ti te avisa de sombras amenazantes tras las cortinas,
es tiempo de cerrar todas las puertas.

En el momento presente. ¿Qué nos queda?
Tu empatía al ver mi desesperación, porque eso no se ha ido.
Aún te conmueve mi dolor.

Infinito es el amor y el lamento del esposo impedido de ser quien siempre fué.
Infinita es la desesperanza de quien perdió su salud mental
mientras aún tiene conciencia de lo que le está sucediendo.

Infinita es la impotencia del alma impedida de expresión en la vida material.
Ya nunca tendrá el canal de comunicación para expresarse.

Oh, esposa de este ser así afligido
sé paciente y compasiva, sé amable y servicial.

El alma de tu amado lo agradecerá, porque su alma sigue intacta,
sigue allí, devota, constante.
Amándote cada día más que el primer día.

Amorosa caricia es la pregunta sin sentido.
Es la necesidad de comunicarse contigo, de hacerte ver así
que aún está consciente de tu presencia.

Es todo lo que ahora queda, lo que aún tienes para disfrutar.
Luego será muy tarde. La desintegración será total.

Ido en la demencia, sin retorno.
será sólo un cuerpo viviente esperando la muerte.

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