Le falta el aire y suplica ayuda.
Una chispa le anunciaba cada mañana,
Pero sin quemar a «nadie».
Ahora, ese bosque arde.
Y reclama.
Suplica.
Le ruega al mundo.
Muy pocos, al principio, oyen.
Sí muchos saben
que van avanzando llamas.
Pero se callan.
Callan premeditados,
con intenciones no de mortales.
con intenciones de capitales.
El fuego ya se la traga.
Y ayuda pide la Amazonía.
Pide a los hombres,
no a las deidades.
Pide a esos hombres a los que respirar permite.
Millones se suman para salvarla,
pero el esfuerzo no alcanza.
El fuego crece, satura el aire.
Cuántas criaturas que nunca pecaron,
que nunca rezaron,
dicen adiós,
a Dios.
Por no hacer nada.
¡Y cuántos creyentes viran la cara!
La Amazonía sigue quemándose…
¡Se quema África!
¡Todo el planeta sigue asfixiándose!
OPINIONES Y COMENTARIOS