A la muerte no le teme
ya vivió lo suficiente.
De penas viaja ligera
y de amores fehaciente.
Satisfecha por la vereda
transitará con paso fuerte,
pues sabe que queda en otros
alguna siembra reciente.
Alegre vagará en la senda
de vida extinta y perenne.
Con los frutos ya maduros
y con arrugas en la frente.
Con sendo escote el vestido,
coqueta y reluciente.
Se marchará sin aprender,
apenas lo suficiente.
En el alma una sonrisa
que le pintó el amor naciente.
En los labios arrebol
de besos comburentes.
Nada llevará en sus manos,
pues ella nada tiene.
Todo lo tuvo prestado,
de angelicales seres.
OPINIONES Y COMENTARIOS