Todo está guardado aquí,
en mi cuerpo,
en cada esfera de la creación,
en cada espiral, en cada emoción,
cada rastro.
Todo sigue intacto aquí,
aunque las mareas del recuerdo repetido
una y otra vez,
lo hayan empapado y arañado hasta rasgarlo.
Me envuelve y me nutre todo el tiempo
aunque no quiera,
como la araña.
Se estira y me alcanza siempre
como una maldición…
Sigue aquí,
sigue aquí,
inquebrantable.
Aunque me disfrace,
aunque no deje de sonreír.
Sigue aquí;
como un fantasma,
una presencia,
una suerte de faro como un puño
que afloja por las noches
y vuelve al despertar…
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