(Créditos: Imagen de Jonny Lindner en Pixabay)
REVELACIÓN
Un viaje de placer a gran escala
rompe la velocidad de la luz,
concibiendo en toda su plenitud,
cuando de la inspiración se acompaña.
Un viaje que atraviesa las entrañas
revolotea desde juventud,
para revelarnos esa inquietud:
“la imaginación”, un mundo de hazañas.
Desvelado el secreto a este viajero,
cae el sentimiento que descalabra
y el trayecto se vuelve placentero.
Fruta madura del invernadero,
sola, se descascara la palabra
cuando su alcance es imperecedero.
HEME AQUÍ
Heme aquí, sobre el monte de Helicón,
ido, muy lejos del mundanal ruido,
escapo de la guerra y lo podrido,
de todo lo que parece ilusión.
Nada es tan cierto ni tan irreal,
“lo esencial es invisible a los ojos”,
no se descubre ni con anteojos
sólo con la mirada espiritual.
Canto de la voz derramada en tinta
que fluye de la gruesa reflexión
de tormentos, de alegrías y amor;
melodía del ser que yace extinta.
He allí, la esencia de ciertos poetas,
de aquellos que se desviven por otros
forjando letras vivas en nosotros,
para plasmarlas en hojas eternas.
¡Cuán elevado es el monte del estro!
que contiene secretos de la vida,
y cuando se llega a la ansiada cima
se respira mejor cual aire fresco.
Nace y se deshiela como glaciar
al paladar de incontenible aliento,
que se desborda a mares desde adentro,
esperando el momento de aflorar.
Y en su despertar mágico y poético
su corazón se amanece de pétalos,
de un ardiente fuego o de un frío témpano
que se disipan de este velo hermético.
Y se abren universos paralelos
donde encontrar el amor en los sueños,
donde soñar con amor de los buenos,
donde cuestionar, sea lo primero.
Y aliviamos la carga en la conciencia
de sentirnos hastiados y vacíos
y transitar por caminos sombríos,
donde la verdad dicta su sentencia.
Heme aquí, culpable como inocente,
sujeto a la palabra de raíz,
aferrado a este suelo sin país,
donde se libera esta alma impaciente.
IMAGINACIÓN
Despertar de un mal sueño, llamado “realidad”,
y aventurarse desde el lecho mismo
en busca de esa ansiada felicidad,
que habita solo en la imaginación.
¡Los deseos se cumplen a este lado!
Recobras el aliento que te fue robado
y te impulsas, esta vez, con decisión
hasta despegar del suelo que te ata,
y encumbrarse en la cima de la libertad.
¡El cielo está despejado para los poetas sin restricción!
La imaginación es un universo
que se expande infinito y en espiral,
sólo hay puertas y ventanas para abrir,
que nunca más se cierran, ¡son eternas!
¡Y el estado poético es su portal!
Arrímate a él cuando urjas escapar
de ese llamado, mal sueño alterno,
que oscila entre desorden y caos;
huye a este costado del espejo.
¡Y refleja tus anhelos en él!
Imagínatelos y haz un bosquejo
que luego, plasmarás en papel.
¡Materializa tu imaginación!
LA PALABRA
La palabra, sencilla en su concepción, brota del silbido humano a los cuatro vientos, buscando oídos donde anidar. Amasada de ideas, va surcando espacio entre el vacío y el silencio que, rauda, la dejan pasar.
La palabra, según su raigambre varía su ritmo y sonido, y aunque llegue a todas partes, no siempre es bien recibida.
La palabra, es tan humana como su origen, nacida de su necesidad de comunicar, de expresarse, de conectar su mundo interno con el externo y de retroalimentarse con su entorno.
La palabra, usada y manoseada, a más no poder, crece y se amplía, transmuta y se extiende a todo rincón incomunicable; se pervierte en su significado y deja rastros en cada época pasada en que se usó.
La palabra, hoy, es un manto de dudas que significa mucho y que deja todo al criterio de quien la recepciona; ¿qué nos queda sino interpretarla como mejor podamos? Con tantas mentiras y posverdades bombardeándonos la mente en cada plataforma.
La palabra, es lo único que nos une, por inherencia, en lo más sublime de nuestra especie, la comunicación hablada y expresada en “la palabra”. ¡La palabra lo dice todo!
La palabra, ácida, rebelde y libertaria, se ha hecho única en la historia, ha traspasado márgenes y generaciones, quedando en la memoria colectiva por la tragedia de sus actos y al momento de pronunciárselas. La fuerza de la voz grabada en la palabra.
¡La palabra logra ser muy certera cuando se dispara desde la propia trinchera!
Por la palabra, han caído cuántos, que se han hecho carne en su consecuencia, que han militado bajo los principios de la libertad y la esperanza, que han cumplido su sueño más preciado, luchar por un ideal superior: “La paz universal”; donde nadie sea sometido por otro ser humano y en donde todos seamos capaces de tolerar nuestras diferencias, gracias al buen y correcto uso de la palabra, para que recuperemos el sentido común y la humanidad, y la palabra, en sí, recupere su lugar de origen e importancia en las relaciones humanas, verdaderas.
Y que así, la palabra, sea proclamada desde un impulso reflexivo, sincero y transparente por esa boca que cuide de ella y la proteja de la indiferencia, de los odios y la impaciencia, males que nos aquejan a diario y nos distancian de nosotros mismos.
¡La palabra se ha quedado sin memoria, recordarla es imprescindible!
INFINITA LLUVIA IMAGINARIA
Una constante,
que en el alma desgarra y gotea;
un sentir,
que a intemperie nos abandona
y nos quiebra por dentro.
Y así, quebradizos,
contenemos la vida
y lo que nos queda de camino,
huidizos de esta tormenta
que se nos aproxima.
Las negras nubes de impotencia
relampaguean su rabia contenida
en este cielo confuso,
confundido,
perturbado.
¡Amor! ¡Odio!
¡Vida o muerte!
Haciendo ecos
en un mar de truenos
que me atormentan.
Y en un ápice de segundo,
se abalanza sobre mi
esta fuerza sobrenatural
que inunda y somete
hasta el espíritu más valiente.
¡Es la infinita lluvia imaginaria que me embiste y empapa de sentimientos!
Y en ese estado
de ausencia y de mustia,
la lluvia destiñe los sueños y la esperanza
de un devenir
cada vez más oscuro.
Y nos cae, indefinidamente,
su manto de tristeza
que golpea y golpea y golpea…
hasta perforarnos.
Y así, diminuto entre este océano,
me ahogo en un vaso de mi propia agua
que se derrama a raudales
sobre este cuerpo sobreviviente.
¡Quién, sino la infinita lluvia imaginaria podría mantenerme vivo, combatiendo al universo interno que cuestiona, enjuicia y sentencia al alma!
Los errores de la inocencia
cuestan el doble
de lo que cobra la experiencia
y se insertan
en lo profundo del inconsciente,
recordándonoslo
como una herida abierta
que sangra culpas y remordimientos.
No hay paraguas que soporte
la intensidad de esta lluvia.
¿Y si me dejara arrastrar por ella hacia su corriente más extrema?
Infinita, como cordón de renacimiento…
Lluvia, como acto de purificación…
Imaginaria, como respuesta y verdad absoluta…
Este crudo invierno me rebasa
y me marchita en el tiempo,
condenado a su furia permanente,
deseando que un día el sol brille
en estos ojos lluviosos que están enloqueciendo,
y que esta infinita lluvia, sólo sea imaginaria…
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