Eres libre

«Todo lo maravilloso es tan efímero como un cometa».

Y tú llegaste a mí a través de los sueños, cuando la Reina del Ballet de la noche y las mareas, induce, con su vara mágica, las luciérnagas más tiernas de los sentimientos, en una atmósfera onírica y surrealista: el amor sempiterno cual mi alma aferra entre sus entrañas, oh inefable obra…

Por esos lugares yo te busqué, y no te encontré en una tierra lejana sino en un oceáno profundo, donde la voz de muchos es la luminiscencia de un coral.

El silencio, gran idioma de sabios y de dioses, era también tu mundo.

Y entiendo perfectente tu espíritu en fuga. ¡Amo que seas feliz entre los elementos y la naturaleza, entre la flores y la hierba! ¡Oh, ser Estrella sin ser estrella, ser Sol, ser Luna…! ¡Ser ése Universo inancanzable para los ojos, cuando la mente queda postrada en la imaginación…!

…Oh, ser tuya y nada más. No ser de nadie…

Bajo esta tenue luz en la que escribo, y en la que la pluma se lleva todo el dolor que del alma emana, antes de besar por última vez tu silueta con mis palabras, yo te obsequio mi «corazón»

Eres libre Constanza, eres libre…

Y yo me extingo lentamente entre los dos mundos, hasta verte de nuevo al otro lado de la muerte.

Tu Adiós

Cantaré al pasado.

Una llama se enciende en mi pecho.

Un singular sonido se escucha,

se aleja diciendo nada.


Cantaré al presente.

Una primavera nueva amanece.

Un día, un sol ascendente.

El capullo que sonrió una flor.


Cantaré al mañana.

La llama se vuelve a encender.

Todo reflejo me dice lo mismo,

toda agua, toda nube…

¡Oh, Pasado!

¡Oh, Presente!

¡Oh, Amor…!

Cantaré tu Adiós





¿Para qué amar…?

¿Para qué amar… ?

Sentir el quejido del pecho exaltado porque el corazón humano no cesó jamás su mar… volviendo las perlas en heridas de su barco encallado.

¿Para qué amar…?

Acabar como el Gran Faro luminoso que adorna la noche y desvela los sueños de los solitarios,

cuando estos, persignados de locura, encontraron su paz en un simple espejo negro.

¿Para qué amar…?

Y así no tener la maldición de olvidar.

¿Para qué amar…?

Nacer de nuevo y volver a lo mismo.

«Prefiero no amar…»

El verso

El verso hoy ama,

mañana odiará…

El verso hoy eres tú,

mañana la mar…

En una estufa,

y en una bicicleta.

El otro año en una sábana

o en una ventana.

Escrito en tinta o en sangre,

en agua o en aceite.

Contado en oído o dicho en la boca.

«El verso es

Te quiero Naturaleza

Te quiero Naturaleza,

por sobre todas las cosas del mundo,

porque aquella alma femenina que amo,

fue rociada antes en tu vientre por los hermosos rasgos de tu esencia.

Tu inmenso ojo de mañana me llena de emoción;

incluso cuando callas y en el silencio

te acompañan las menguantes hadas que nos bendicen el sueño.

Y creo que el ser humano nunca podrá

revelar la perfección de tus actos:

pues en el asombro de tu simpleza

muestras la epifanía que no puede ser descrita por estos ojos,

y al comenzar, me olvido de prisa.

«Yo te quiero, mas no pretendo entenderte».


Oh tú, lector empedernido

Oh tú, lector empedernido, de vacío maldecido,

en busca de la palabra que drene la aflicción.

La soledad retienes, y con mucha razón, ser esclavo.

Los placeres no te satisfacen: ni la mujer ni la bebida,

ni siquiera las obras de Shakespeare;

y las mañanas se te vuelven distantes,

y la noche te devora en recuerdos,

de cuya viva imagen una lágrima se derrama…

tan amarga que al deslizarse por el pecho te quema hasta el alma.

Pero no te mires tanto: separa el difícil razonamiento de la simple sabiduría.


Ama como quieras amar,

cree como sientas creer…

¿Ves como cambia la blanca oruga su piel, sin sospechar que una vez fue negra?


Bajo el silencio matutino de la noche

Bajo el silencio matutino de la noche

pequeños insectos en devoción a Selene

viven alegremente en unión perpetua

en la floresta de un humilde bosque.

Rociados de esperanza blanquecina,

zigzagueando a la par con las estrellas

y entonando efímeros cantos de un lenguaje extraño

a pétalos dormidos de una intensa pasión,

intercambian el sublime alar de sus alas

por el intenso dulzor del polen maduro,

y tras la primera sintonía de amor concretada,

los insectos toman el alimento sustancial de las flores,

y aquellas, tan hermosas como inocentes almas,

caen locamente enamoradas por el éxtasis de su delirio.

Desciende de los cielos, ¡oh pobre espíritu que vagas!

Desciende de los cielos, ¡oh pobre espíritu que vagas!, y clava tu visión sobre los bosques frondosos.

No busques más la dama cuyas promesas te llevaron a la muerte.

Reposa aquí el lastimado llanto de suplicar y hazte de las palabras una «oda de bienvenida.»

Aquí yace el Amor que jamás en vida floreció; aquí yace «el sueño de olvidar.»

Cuando haya cruzado el gusano de luz

Cuando haya cruzado el gusano de luz

y la memoria vacíe el tesoro de tu imagen,

antes que el Mago descifre todos mis pecados,

todos los secretos que mi alma guarda,

recitaré tu nombre… tan fuerte como un rayo,

para que este quede atado en vida y muerte

y nuestro Amor no sucumba.

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