Arcoíris.
La roja sangre casi violácea
regada a mares inunda las gargantas.
Amarillo refresco fruto de la cebada
compañero perfecto en el descanso del labriego
después de la jornada.
! Ay cuán entretenida es la vida cuando se hace simple ¡
Mi diversión se hizo blanca, y mi pasión se hizo azul,
del verde sólo recuerdos de juventud
Espero ver tarde el negro ataúd
y apreciar aún las noblezas blancas de la virtud.
Arcoíris de vida, grácil virtud
llena de colores cada día,
¡Haz que la faz de la noche sea tardía!
Riega de gotas cromáticas con tus nubes psicológicas,
la permanencia enérgica antes de la eterna estática,
esa que esconde la paleta a ultranza
que rompe los pinceles,
y las telas rasga
deja los colores a las cosas no muertas
y también a las esperanzas.
Dilema.
Sólo el resplandor peregrino encendió mi camino con luces de artificio al borde del precipicio y al sacrificio fue mi juicio.
ahora necesito al alcance de mi oído un grito, que me aleje del delito
abrir mi apetito al vicio de los valores que aún no han proscrito
esperar la alianza a ultranza, que avanza mientras que danza
el fuego se consume y duerme en las cenizas, hechas trizas, las esperanzas
más vivas sobreviven al banquete del cual ya no hay más que migas
y por más que yo lo diga las esperanzas castigan, dejan rastro y trazan sendas cual hormigas.
Parece
Parecen ser siluetas solamente, sí, eso parecen ser…
Pareciese que fuesen fuegos fatuos fulgurosos o fulgurantes, pareciese ser.
Flamas ardientes al amparo del aire tibio del atardecer, pudiesen ser.
Arma amiga, alma arpía, ¡debieses desaparecer de mí ser!
Amaina al manto adolescente de mi amanecer.
Libera la cólera Lóbrega lacerante y artera, si quieres incrimina a mi quimera
quien quiebra el quid que me modera y da luces y fuegos fatuos a estas aventuras pasajeras.
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