Lo que importa en verdad

Lo que importa en verdad

Pablo Giordano

05/08/2019

escapé de dios a los doce,
una mañana
de pie en en el jardín, insomne,
fabriqué la ballesta con un palo
atravesé a un pájaro en el pasto y lo alcé.

su sangre era roja, como la mía.

¿a qué hora iría a descansar y de qué?
los dedos del pie abrazaron la gramilla,
solté al pájaro, miré al cielo.


la teoría del caos no estudia el desorden
el péndulo puede cumplir su función
en reposo
es erróneo un electrón en todas partes
no existen partes para el átomo

la ciencia es la cabeza de orfeo
cantando río abajo

el único sacramento es el oficio de los gusanos.


el segundo dura nueve mil ciento noventa y dos
millones
seiscientos treinta y un mil setecientos setenta
oscilaciones
producidas por radiación del átomo de cesio-133
en condiciones bien determinadas.

el margen de error de esta definición
atrasa un segundo
cada treinta mil años.

la RAE define al instante como porción brevísima de tiempo.
la ciencia dice: es el segmento temporal más corto medido hasta la fecha:
lo que tarda un electrón en viajar desde un átomo de azufre
a uno de rutenio,
es decir, un attosegundo, que es a un segundo
lo que un segundo a la edad del Universo.

desde el punto de vista de los muones,
que existen sólo cuatro millonésimas de segundo,
envejecen más rápido sus investigadores
fuera de la pecera.


de las rubias que desnudé a los catorce en el patio,
una atrapaba abejas en frascos y las liberaba en los cumpleaños,
otra menstruó cuando la brisa
estremeció sus partes crudas.
la más triste bordaba junto a su madre hasta que a los dieciséis
se colgó de la banderola.

un Jazmín crecía en el centro de ese patio,
para que, pudorosas,
cubrieran su flor con la flor.

algunas rubias tenían iris claros:
reflejo de cielo en la membrana de los techos,
espíritu que alienta nuestro latido de ateo.


la sirena de la ambulancia repta hacia la ruta,
la niebla y el alcohol han vuelto a matar.
es sábado y domingo.

como una marabunta que se oye a kilómetros
viene a hacer justicia sobre este cuerpo codicioso
el sonido del teclado bajo mis dedos de horror.
nada de lo que se me ocurre va más lejos
que el escupitajo que arrojo por la ventana,
y cae en mi pecho.

el espantoso contratiempo de envejecer
se inclina
desvanece como juncos a lo lejos

una vez fantasma,
habitaré un faro
mi baño será un baño de luz
en las aguas de la ceguera

no sabré qué es sombra, claridad,
ni vivo o muerto
lejano o cierto,
sólo el gigante ojo lamiendo
el manto semoviente.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS