I. Abrésame
Abrésame con tu bopárpado,
con tus pestañas cosquillas,
arrumácame con tu historia,
que así desrecuerdo la mía.
Pronúnciame, que no sabría
decirte quién soy, y no entiendo
cómo es que me besas.
Hace un tiempo son imposibles
las palabras, quiero que digan
que me siento morinacer
en cada felistre instante,
pero dicen cualquier cosa,
y me hacen sentir nada.
Pero el amor es de otra forma,
me das a vivir una metáfora y
encima preguntas por esa lágrima.
Es pura llantolegría.
Así que solo abrésame.
En la noche perdiganada,
en confunadado vacío,
amorlura, cuerdacuerpos,
sabordolientes, desvenjecidos.
Y amódiame así,
fragtormentada,
estalladas de sentidos
las palabras.
Musilencio, sin uno,
coratempo, sin dos.
Nochida apertura del cielo,
ojos sin fronteras,
infinito adentro,
infinito afuera.
II. Desoxirribonucleico
Regularidades químicas,
médicas, medidas,
palabras compuestas,
larguísimas, con sentidos,
distinguidas, tan serias,
tan científicas, celestiales,
divinas, que no deben
profanarse.
Si aceptamos que
osteoartromuscular
es una palabra muy hermosa
vigisueñoposarey
es bellísima,
su etimología proviene
de un conocido relato,
la podríamos usar
al despertar confundidos,
para decir ese instante
cuando no tenemos
nada que hacer,
cuando vivimos escenas
imaginadas,
cuando divagamos como
reyes, mariposas,
o apenas larvas.
Y esta otra,
húespedraroenlamirada,
cada vez que buscamos
nuestros ojos en el espejo,
y nos atrevemos a
sostener fija la cara alzada,
un rey confuso ve asustado
una mariposa en su pupila.
¿Y yo? “Yo”
nada, nada, nada,
en ese entre palabras,
sin palabras.
III. Un hilo de tinta.
Rayas, líneas,
curvas, rectas,
siento que
no hay límites,
empiezo a dibujar,
una figura que se borra,
tiro de una línea de tinta,
pero es muy larga
o es muy corta,
no encaja,
¿qué hago con esa línea
que ha sobrepasado?
tampoco alcanza
para decir otra cosa,
desdigo,
intento otra vez,
pero lo que quiero decir
no alcanza con ese hilo de tinta.
La oración se derrama
del renglón,
excede todo orden blanco.
Y esos textos tan fuertes,
escritos en tinta limón,
resurgen cuanto más
se los quieren quemar.
Definitivamente,
lo que siento
no cabe en el lenguaje.
Destejo todo lo dicho
de nuevo.
Ahora debería ajustarse.
Déjalo así.
¿Pero qué haces?
eres apenas joven,
acaso quieres decirlo todo otra vez,
¿por qué me destejes?
IV. Todos Funes, pequeña Alicia.
No me da lo mismo,
me retuerzo de escuchar
cuando dices perro,
tan campante,
tan calmado,
perro, ¿qué perro?
el de Diógenes,
el del karaoke,
el del penal errado,
el de Napoleón,
el que me mordió
en la infancia,
perro remite a vestido,
a salistre, a piel manchada,
a canguro, a martingala,
a tierra,
perro, el que me mordió
en la infancia,
estrecho es un hojal
mal hecho,
hablo huérfana,
desamparada.
Monstruosos,
singularísimo Funes,
cada uno de nosotros.
Las palabras significan
lo que apenas si puedo
que signifiquen,
sin lograr imponérselas a nadie.
Pequeña Alicia,
Cabeza de Huevo
tiene y no, razón,
huevo,
día huevo,
yo huevo,
un hombre huevo,
en la soledad
veo hilar un parentesco
inacabado y abierto,
mira el cielo y cuenta
las estrellas,
pues bien, así de grande
será tu descendencia.
Y siempre una palabra sobra,
una molesta
y otra falta.
Parentesco de uno solo,
el mar con una cuchara,
y solo un parentesco es un ser,
una cucharada de mar a la vez,
en un agujero hibridado
en la arena, una y otra vez.
Hilachas del uno,
girones del yo,
desandar el camino,
despojarse de todo nombre.
Sin embargo,
no significan nada,
no obstante,
se imponen,
huevo, célula, pollo, gallina,
comida, jamón, revuelto,
secuencias, poder, razón,
me atraviesan,
me hilvanan,
me levantan.
Los Funes huérfanos
no podemos más que
retorcernos
en la penumbra.
Vamos, Alicia,
no cuestiones,
nos hermana el poder,
tú sí tienes herencia,
tienes linaje,
obedece el poder del
día nuevo,
vamos a marchar,
ponte de pie.
V. Quietud y movimiento
El turista.
Croissants a 1 euro en Francia,
en Argentina, 20 pesos,
la entrada a la copa de fútbol
cuesta 80 dólares,
3 libras, un café inglés.
El viajero.
Las medialunas en Brasil
saben similar a la
harina de maíz argentina.
El aroma del café de Bogotá
esinigualable.
Los pájaros de la mesopotamia
tienen colores nunca vistos.
El espantapájaros.
No necesito viajar,
sé que la economía global
tiene la tendencia
a equilibrar el valor
de las cosas en el mundo.
El poeta.
No sé el precio de nada,
me cautiva la singularidad
del instante: ¿adónde iré?
Un rayo de sol sobre la taza,
la ha hecho única en mi mesa,
humeante luz,
irrepetible, ahora, inmortal.
¿Adónde iré que pueda emular infancia
o acaso retornar destellos
de esa mirada amada
que ya no tendré nunca más?
VI. Habrá sido verdadero
No culpes a la escalera,
estabas quebrado antes de subir,
No culpes al fuego,
ya lo sabemos,
abundaba en llamas
cuando entraste.
No te inquietes con la lluvia,
estabas mojado antes de salir.
No te quejes desilusionado,
nunca tuviste derecho a ilusionarte.
No te angusties con la vida,
ya estabas muerto antes de nacer.
VII. Hilos
¿Qué es este hilo?,
¿de dónde ha salido?
¿acaso lo vieron?
creo que se movió
cuando levanté mi mano,
también cuando giré
muy rápido,
frente al espejo,
me pareció verlos,
eran hilos,
pero había luces
que no me dejaban ver.
No sé si mis movimientos
tiraban de esos hilos
o si era al revés.
VIII. Horror
Los ojos en el espejo
no son míos.
Camino por la costanera
vislumbrando terroríficas olas.
Subo el ascensor
presintiendo el sismo.
De espaldas camino
por el callejón frío.
Regreso, una y otra vez,
a la humana casa de
artefactos falibles.
Estoy sola en la habitación y
advierto el vacío de la silla.
Tengo escondido sin enmarcar
un sugestivo cuadro gótico.
Una angustia de piedra
me desespera,
busco en donde sea,
partidos, bibliotecas,
santuarios, ciencias…
Los ojos en el espejo
no son míos.
IX. Hilos de tinta
Líneas que suben y bajan,
ahora, una línea curva,
ascendente hacia la derecha,
una vuelta,
gira hacia la izquierda
y baja lentamente,
dibuja una línea
recta, arriba y abajo,
coloca un punto
en el extremo.
Continúa,
nuevo rulo,
con una línea quebrada
perpendicular al renglón
y una vuelta pequeña,
tres pasos rectos:
sube, quiebra y baja,
dibuja una cruz,
luego, un círculo
enganchado con unas líneas,
y por último, una ola,
pero la cresta final
debe subir hasta
la misma altura
que el rulo inicial.
No sueltes el hilo,
olvida moldes y teclas,
no sueltes el hilo
puedes seguir,
corta, da vueltas,
borda, teje,
enrédate,
estás enganchado,
son los hilos
los que no te sueltan,
son las letras
las que te dibujan.
X. Saber y no saber
Hemos sido paridos,
como dice el teatro,
a caballo sobre tumbas.
Haber nacido muertos
aunque no lo sepamos,
y para no saberlo,
sabemos de la vida.
Prefiero no enterarme,
haré un posdoctorado
luego, escalaré el Everest,
brindaré en Navidad,
no permitiré que ese
hable tan mal de mí,
qué bronca que siento,
debo defenderme.
Hice un viaje aquí y allá,
dormí en un hotel,
la cama era dura,
podré contarlo,
caminé por un sendero
rumiando tareas pendientes,
no tuve tiempo
de terminar mi trabajo,
estoy a mil,
no me atosiguen,
tengo muchas cosas
que hacer,
estoy agobiada,
no tengo un minuto de calma y
ya no puedo recordar aquella
idea que me había asaltado,
estoy muy pero muy ocupada
viviendo.
XI. Justicia
Ya no me siento
hermana,
obrera,
ingeniera,
jubilada,
pobre,
ya no me siento
urbano,
negro,
europeo,
trans,
heterosexual
migrante,
ya no me siento
niña,
hombre,
abogada,
estudiante,
me siento igual que tú,
y el poder
se ha puesto a temblar.
XII. El florero me mira
El florero me mira,
si al menos
hubiera un límite
entre nosotros,
creo que es rústico,
qué dirá de mí,
tan callado,
y su mirada inmóvil.
Mi mano me mira,
infinitas,
somos cómplices,
hacemos un pacto,
ella arroja el florero
que se hace trizas
y luego, ajada, gris y seca,
entiende que solo quiero
descansar un poco,
se apoya sobre mi frente y
me cierra los párpados.
XIII. Quiero estar
Estoy en la plaza,
quisiera estar
en mi casa,
me alivia el rincón
de la fiesta,
quisiera estar en
una playa.
Estoy en mi casa,
quisiera estar de visitas,
en el trabajo
olvido todo por un rato,
si de visitas,
al supermercado.
Pensé que nunca
tendría un puerto,
cuando te conocí,
por primera vez,
estuve donde quise estar.
XIV. Que me nombre
Que me nombre,
que diga de mí,
como ha dicho un poeta,
me tocan por sobre el hombro,
una palmada,
y vuelvo los ojos locos.
Por favor, a mí.
Estoy en la plaza,
veo un perrito,
le hago un gesto,
hablo, sonrío,
miro hacia el costado,
nadie me ha mirado,
hay tanta gente, tanta,
un niño corre entre
la multitud,
corre y corre,
acaso solo yo lo veo,
de repente,
alguien lo llama.
Hablamos del día,
de la lluvia, de todo,
pero no me ha dirigido la palabra.
Si me llaman
existo y me matan, a la vez,
pero solo tu boca
me otorga vida.
Háblame, convócame,
dime, como el gran poeta,
lo que no fue dicho de ninguna.
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