Demasiado tiempo de manos amarradas para no mostrar el caudal rojo en el que chapotean,

tiempo negro de pena negra impidiendo que danzaran libres

y que sus dedos no dejaran rastro de terribles palabras sobre el papel estéril y despiadado.

Ya nada excusa que la sucia explosión lo desbarate todo porque nada importa

¿acaso importó en algún momento?.

Vuelan los pensamientos mágicos

y quedan aferrados ferozmente a mi mente, a mi piel

todos los infernales abismos, dolorosos y crueles.

Escribir sobre el dolor devastador sin desvelar sus extrañas causas.

Ya estuve antes aquí,

conozco cada trampa, cada mueca, cada grito,

sé de la agonía inagotable, de la sed que quema y el acoso de la muerte que nunca llega.

Sobrevivir acaba con la única esperanza de descansar por fin, al fin, el fin.

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