EN MI OCASO
En mi ocaso quiero escuchar tu mirada
Ver los latidos de tu corazón viajero
Anclar en tus labios mis caricias
Y degustar con mis manos el serpenteo de tu cuerpo
En mi ocaso quiero trasegar por tus arrugas
Como quien se pierde en un laberinto
Que seas mi Tanatos y mi Eros
Que seas el árbol en el que reposa mi ego.
Quiero mujer que en mi ocaso seas tú
El cofre que guarda todos mis instintos
El sol que da vida a la flor marchita
Y la luna que incita al goce divino
EN TU VOZ
Esta noche quiero escuchar tus aullidos
Sentir que mi alma se pierde en un susurro
Que mis manos encarcelan tus quejidos
Que mi boca sorba poco a poco tu aliento
En tu voz quiero escuchar mi nombre
Quiero tu melodía que sabe a laberinto
El río de palabras que me conduce a tu cima
Y el silencio fugaz que me lanza a tu abismo
Esta noche quiero escuchar tus latidos
Atarme a tu alma y adueñarme de tus sueños
Transmutar en tu piel, respirar contigo
Ahogar en tu boca todos mis tormentos
Quiero olvidarme del mundo, suprimir todo recuerdo
Extinguirme lentamente mientras habito tu cuerpo
Encontrar en tus gemidos lo oculto y lo divino
Hallar en tus ecos la luz que conduce al cielo.
SOLEDAD
Anoche llegó la soledad
A mí alcoba
Y en su rostro, vi
Tu rostro reflejado
En su cuerpo, sentí
El aroma de tu piel
Pero en sus labios
No pude encontrar tus besos.
MUJER
Luciérnaga en mi noche
Rocío en mi madrugada
Luz de sol en mi despertar
Así eres tú, musa de mis sueños
En tus manos reposan mis anhelos
En tus labios, aprisionada, está mi única verdad
Soy como un cachorro atado a tu seno
Como una abeja y tú eres mi panal
Mi miel, mi néctar, mi agua, mi sangre
Eres mujer substancia vital.
LO QUE QUIERO DE TI
Quiero mujer todo de ti
Que mis labios caminen cada milímetro de tu piel
Que mi rostro se refleje en tus apasionados ojos
Que mi boca pruebe el néctar de tu voz
Quiero recorrer con mis manos tu geografía corporal
Tus sabanas, tus páramos y montañas
Quiero caer en el abismo de tus más íntimos deseos
Para saciar mi sed, mis ansias de tu cuerpo
Quiero que tus manos se transformen en alas
Para que me trasladen al cielo
Y desde la inmensidad del placer
Lanzarte como cupido mis dardos de amor
Que nuestros corazones armonicen sus latidos
Con el frenético ritmo de la pasión
Y sentir, finalmente, la agonía de una estrella fugaz
Que huye con su resplandor
Para holgar en la paz de tus empinadas montañas.
ODA AL SILENCIO
Dirijo mi nao
hacia tus aguas.
Anhelando la paz
de tus dulces labios.
Buscando en tu lecho
tu tierno abrazo.
Buscando en tus ojos
un recuerdo sabio.
La noche cómplice
nos mira celosa.
La luna contempla
nuestro mudo canto.
Sobre los dos silva
testarudo el viento,
mientras al oído
nos arrulla el pasto.
Quisiera que el tiempo
bajara su lanza.
Huir petrificado
hacia tu remanso.
Asirme a tu eco.
Vivir en tu sueño.
Cantar tu palabra.
Respirar tu llanto.
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