Hoy mi calle está mas vacía. Cada día alguien mas se va. Deja de visitarnos a las 4 de la tarde para un café. Deja de saludarnos cuando con la brisa de la mañana salimos a trabajar. Ayer aquel, antier el otro que dejo esposa e hijos,mañana la joven que nos agradaba tanto ver pasar,antes que el chico que de madrugada se fue. Todos se van. Y nos quedamos en silencio viendo la calle que se asusta, pues no hay pasos que la recorran, no hay enamorados que a media noche canten serenatas. Yo no me voy, yo me quedo, soy el testigo de mi calle, pues a alguien algún día tengo que contarle que ésta calle tenía ventanas con rosas, que en las noches de veranos las muchachas mas bellas sonreían ante aquel ocasional joven atraído por tanta hermosura. Ahora ventanas cerradas y frisos caídos tratan de desmentirme. Pero yo si se que fue así, lo que sucede es que en ésta mañana ya no tengo a quien contarle, pues mis amigos, viejos como yo también se fueron. Yo los acompañe en silencio y tengo angustia que nadie me acompañe a mi.
Mi calle de alegres aromas, solo trae silencios que la recorre en silencio, mientras un viejo automóvil también trata de escapar. Alguna vez fue nuevo, alguna vez estuvo lleno de gente que compartía , que lo usaba para trabajar,para divertirse.
Voy a caminar por mi calle, le voy a dar calor, la voy a querer. La voy a caminar de arriba a abajo para que no este tan sola como yo. Voy a saludar las puertas vacías, voy a sonreirle a las ventanas abiertas que no muestran nadie, voy a parar debajo del farol para que me alumbre.
Saludo a una vecina, quien se acerca nada mas a decirme que también se va, porque todos los suyos se fueron. Los míos también se fueron, con alegría los llamo por teléfono y me dicen que están bien, que no volverán, que están en calles llenas de gentes y comercios, que rebozan de luz y alegría, que ya nuestra calle no lo es mas, que no insista, que no fastidie, que no puedo salvar lo insalvable, que no quiero ver lo que ellos si vieron.
Entonces me doy cuenta que mis pasos no dejan huella, que yo también soy un recuerdo,que en una foto de una calle vacía de tarde con arboles secos y tiempo nublado, soy el testigo de lo que ya no volverá; debo entenderlo y aceptarlo.
Los tiempos de los tiempos que se van son como esta calle vacía. Por eso tomo mi silla y me recuesto en la pared. Es de mañana, pero puede ser de tarde. Es mi calle, mi adorada calle vacía, me gusta así, pues uno se acostumbra. Seré entonces parte de ésta solitaria,fría, y abandonada calle de mi cuadra a esperar. Voy a esperar. Voy a defenderla con un periódico viejo, mi saco que me coloqué el día que saque mi primer hijo al sol, un 11 de diciembre a las 4 de la tarde y yo.
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