Hacía tiempo que había vuelto a pensar en ella, no recordaba el detonante, pero ya estaba allí instalada y sin saber cuando se iba a retirar.
El clima no ayudaba mucho. Afuera eran casi las 19hs. y ya estaba oscureciendo, un poco culpa del otoño y otro poco culpa de las nubes que tapaban el cielo. Parecía querer llover.
Pensó en mirar fútbol, pero su equipo no estaba jugando bien, entonces decidió salir a correr un rato para despejarse la mente. Acto fallido ya que en vez de despejarse se sumergió mas en el tema. Se puso los auriculares y comenzó el trote.
La primer canción era su preferida, la que siempre comenzaba todas las listas de reproducciones que luego seguirían aleatoriamente: «Sorri sou rei» de NATIRUST y se imaginó corriendo por las hermosas playas de Arraial do cabo. El resto ya no las elegiría él.
Lo gracioso de las canciones es que el momento que estemos pasando en nuestras vidas, influirá notablemente en la parte que mas absorberemos de la misma. Pero como decía Nietzsche -Aún trágica y melancólica, la vida sin la música sería un error-.
Suena «Veneno» de LA RENGA –«un par de ojos negros, te pueden robar la ilusión y no hay cura ni remedio que te hagan ver mejor»– y ¡PLAF! Sus ojos se hicieron de un primer plano, la mirada triste de cada una de las despedidas que tuvieron alejándose con cada bus al que subió. No tenía presente cuantas despedidas pasaron, pero fueron muchas. Su vida le exigía viajar constantemente.
La cuadra estaba llena de pozos, podía correr sin preocuparse de que lo pise un auto, pero tenía que andar saltando cada dos pasos. Casi no había gente a su alrededor, estaba perfecto para correr.
«Un pacto» en la versión de LEÓN GIECO. El universo parecía conspirar junto a su lista de reproducción -«Fui consumiendo infiernos para salir de vos», «sos mi Dios te veo, me sonrojo y tiemblo» «¡un pacto para vivir! ¡un pacto para vivir! ¡un pacto para vivir…Para vivir! Un pacto para vivir necesitaba él por cada una de las veces que ella le avisaba que volvía a la ciudad después de haber pasado meses sin saber nada uno del otro, ¿pero como animarse a terminar con esa agonía? No puede hacerlo, es su Dios. Y otra vez, todo lo que había logrado, todos los nuevos objetivos que tenia por delante eran abandonados para tratar de tener la relación que tanto deseaba con ella.
El alumbrado publico se iba terminando al igual que la zona urbana, la luz cada vez era menos, por suerte para él, unas pocas nubes se abrieron dejando pasar la claridad de la luna. A lo lejos apenas se ve la silueta de un árbol que ponía fin al camino.
La canción «Beautiful» de TAN BIONICA fue la que siguió en su tarde/noche. Una mueca en forma de gracia se dibujaba en su rostro, se acordaba de aquellas tardes aprendiendo francés para tratar de comunicarse con los suyos cuando viajasen a París. -«Ella dice beautiful, suena como libertad»-. Quedaría mejor con «mon amour» pensaba, si en definitiva ella le hablaba en francés, –«Ama los inconvenientes, se enoja conmigo y me habla en francés, baila como la princesa del reino neurótico de mi niñez»-. Su mente viajó a lo que mejor le quedó de Francia, las charlas intelectuales con los estudiantes de La Sorbona, la playa nudista en la isla de Rè y las infinitas tardes de café en el barrio trece junto a la plaza de Italia.
Hacía ya algunas canciones que había dejado de escuchar, su mirada yacía perdida en algún recuerdo amoroso, sus piernas seguían corriendo en dirección a casa, las luces volvían a alumbrar el camino. La bocina del vehículo de un vecino lo volvió a la realidad, saluda con un brazo extendido, que linda noche para tomar algo por ahí se dijo y comenzó a estirar sus músculos. abre la reja del jardín delantero, mira una vez mas el cielo, suspira y se vuelve a concentrar en la canción que estaba en su lista, era FITO PAEZ «A rodar mi vida».
«Quiro salir, si, yo quiero vivir y quiero dejar una suerte de señal. Si un corazón triste pudo ver la luz, si hice mas liviano el peso de tu cruz, nada mas me importa en esta vida aún. Chau hasta mañana.»
OPINIONES Y COMENTARIOS