El gran pájaro azul

Lena y su abuelo Aren caminaban por el bosque, cuando vieron un gran nido en la fronda de un roble. Lena consiguió trepar hasta él. Dentro encontró un huevo del tamaño de una sandía. No había visto otro igual. Con la cesta que llevaban y una cuerda que encontraron, Aren armó una garrucha y lo bajaron al suelo. Mientras lo contemplaban, el huevo empezó a resquebrajarse hasta que se abrió en dos. Del interior salieron, desplegándose con sorprendente amplitud, dos enormes alas, y al fin emergió el gran pájaro azul. Lena miró a su abuelo y, al ver que éste no se sorprendía, no tuvo miedo. El ave se posó en los hombros de Aren, y con un fuerte batir de alas se elevó en el aire, llevándolo prendido con sus garras. Lena vio a su abuelo suspendido como un muñeco, sin oponer resistencia, y así se alejaron hasta perderse de vista en un cielo donde el sol se ocultaba tras un lienzo blanquecino.

Lena regresó a su casa entristecida, pero confiaba en que el gran pájaro traería de vuelta a su abuelo, porque hasta entonces nadie le había explicado qué era la muerte ni cómo se llevaba a las personas.