Salir a la calle es motivo de padecer miedo, tan solo pensar en caminar a la primera cuadra de mi casa es un caos. Dentro de mí se desarrollan una serie de historias sobre lo que se vive diariamente al salir. La gente dice que grandes pirañas ingresan a las cápsulas de viaje, cuentan que cuando uno va de camino al trabajo, a la escuela o simplemente al mercado, las pirañas andan pendientes de todo, de nuestros pasos, de nuestros movimientos faciales, de nuestra forma de hablar, de nuestras amistades incluso. Entonces cuando abordan las cápsulas de viaje para llegar a su destino, las pirañas tiene acceso a ellas y los despojan de sus pertenencias. También cuentan que cuando caminas te siguen y buscan el momento adecuado, cuando no va nadie más cerca para sacar sus afilados dientes y amenazarte con comerte si no les entregas tus utensilios de trabajo o simplemente el almuerzo que siempre llevas.

Salir a la calle es motivo de preocupación, ya casi nadie quiere salir. Mi hermana ayer la padeció, cuando iba tan solo de camino al trabajo, las pirañas le robaron el almuerzo y se quedo con hambre toda la tarde, a su regreso por la noche las pirañas volvieron a subirse en la cápsula de viaje donde ella venía y le quitaron el radiofono que usa para comunicarse con nosotros. Llegó llorando a la casa, en tan solo el mismo día perdió valiosas cosas, pero lo importante es que aún sigue viva. Las pirañas esta vez no la eligieron a ella para comérsela.

Mucha gente se va a vivir fuera de la ciudad

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