Cada 4 de agosto, isleños y ciudadanos del mundo bailan al son de la banda de música de Agaete y la de Guayedra, entrando en una especie de catarsis colectiva, entre papahuevos y ramas. Niños, jóvenes y mayores se funden en un solo sentimiento, una sola emoción, la alegría de vivir. Una alegría de vivir que comienza con el amanecer, la diana floreada, hasta bien entrada la noche.
Todo ello tiene lugar en un pueblo costero de la isla de Gran Canaria, Agaete, para celebrar la fiesta de La Rama en honor a la Virgen de las Nieves.
No es sólo ese sentimiento de alegría el que se vive en ella sino también el de la fusión, cordialidad con los foráneos que allí acuden para presenciar esta fiesta ancestral y entonar en el Puerto de Las Nieves, a la vez que sacuden las ramas en el mar, el «Agüita, Agüita, … que la rama está sequita,….. Agüita, Agüita, …. y ya está bailando el sol» como una invitación a la vida.
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