Ayer lo recordé o tal vez lo soñé, no sé, pero lo que sí sé es que fue real.

 -Si hija, las cocinas fueron de carbón, – decía mi abuela- y nos calentábamos con braseros, también de carbón, no, no fueron siempre de luz.

-Pero mamá, cómo se podía cocinar sin vitro, cómo eran ésas cocinas, ni me las imagino mamá.

 -Pues claro ninguna generación está libre de sorprenderse con cosas que en el pasado eran la vida diaria.

– Mari el puchero está listo, llama a las niñas y vamos a comer, enciende la estufa que hoy hace rasca, y no olvides abrir una rendija por los gases, ya sabes – decía mi abuela- eran otros tiempos y en España pocos podían contar con calefacción eléctrica y el butano era lo más socorrido.

Hoy sentada tras el ordenador mirando en las páginas de búsqueda de empleos, con tres jóvenes aún viviendo con sus padres por falta de posibilidades de independizarse por no tener recursos, ni trabajo, ni vivienda siguen estudiando cómo pueden con trabajos denigrantes de horas, días o semanas, como mucho. Nosotros seguimos apoyándoles, porque los padres y abuelos de este bendito país harán lo que sea por ellos aunque tengan pensiones míseras o estén en paro a su vez, todo por salir adelante igualito que antaño.

-¿Mamá, dime; puedo enchufar un rato la calefacción mis manos se quedan heladas escribiendo?

-No, este mes ya nos hemos pasado, abrígate con la manta cariño…

-Natalia por favor cierra el grifo de la ducha, pasas ya de los tres minutos y gastas mucha agua, ya sabes…

-Lo siento no protestéis más, hoy toca de nuevo sopa de tomate, lo sé, ayer también pero estamos a 20 y ya no llega, pero al menos la abuela nos trajo unas naranjas, hoy tendréis postre chicos… Mañana todo irá mejor…

Al fondo se oye: “La crisis ha terminado ya, los impuestos bajan el consumo sube, se acaban los recortes…”

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