Reflexiones simples sobre El Dios de la Tecnología de una mujer que trata de aplicarla
Un viaje imaginario en el transcurrir del tiempo pasado, me lleva a visualizar aquellos hombres cegando la cosecha con la hoz, emparvando las mieses obtenidas o manejando rudimentarios elementos para extraer los granos.
Vuelvo a la realidad actual que nos muestra enormes y sofisticadas maquinarias que siembran, cosechan y tantas cosas que agilizan y hacen más efectiva la producción. Este y tantos ejemplos nos indican que la tecnología es necesaria para manejarnos en la vida, para el bienestar de las personas, objetivo principal de toda sociedad..
Pero no puedo dejar de recordar esas románticas cartas de amor ante la fría palabra del sms, o el whatsapp, claro a ese romanticismo se contrapone la rapidez, la posibilidad de vernos en directo, de estar comunicados permanentemente, está bueno, pero la privacidad se torna en algo público, del que muchos opinan, twitter, facebok y tantos otros, es interesante estar “conectados”, pero, donde quedan esos bellos momentos de soledad que nos permiten reencontrarnos con nuestro interior, nuestra intimidad, solamente compartida con quienes queremos.
El Dios de la Tecnología nos ubica en un mundo necesariamente moderno y globalizado, pero como en toda religión el fundamentalismo enferma y destruye, le negación total o lo único que sirve. Ejemplos abundan.
Tratemos de mantener el equilibrio lógico que las épocas nos van marcando, avanzar nos actualiza, quedarnos en el tiempo nos relega.
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